En resumen, la filosofía del derecho para el jurista no es una flor en el ojal, sino un instrumento de trabajo. ¿Por qué entonces continuar llamándola filosofía? ¿Por qué llamar con este noble nombre a un simple instrumento? Y, ¿por qué hablar de filosofía del derecho si hay más que derecho en el objeto de discurso, comprendiendo este también a la dogmática y la jurisprudencia?
Acercarse como filósofo a un objeto de conocimiento y de interpretación, a un área de actividad, a productos culturales, no es algo que se suma al conocimiento y a la interpretación, o a la actividad de producción de cultura; no es algo necesario y no esencial: algo de por más que sirve para distinguir a la élite que reflexiona de la masa que opera. Un jurista sin conciencia crítica (que, en última instancia, es lo que produce la filosofía) no es solo un jurista: simplemente es un mal jurista; mientras que un filósofo del derecho: simplemente no es un filósofo del derecho.
Valoraciones
No hay valoraciones aún.